Fortalecer la salud intercultural
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“La salud intercultural no ha logrado consolidar su implementación institucional, pese a una serie de convenios internacionales”.

Las personas tienen derecho a tener un sistema de cuidado pertinente a su sistema cultural, así queda establecido en el artículo número 7 de la Ley 20.584 que regula los derechos y deberes que tienen las personas en su atención de salud.

Los prestadores institucionales públicos deben asegurar este derecho, principalmente en territorios con alta población indígena, estableciendo un modelo de salud intercultural validado por las comunidades, en el que se fortalezca y proteja el conocimiento, y práctica del sistema de salud tradicional.

Gradualmente se avanza hacia la complementariedad de sistemas médicos, beneficiando a la población en su conjunto.

Las personas que participan como facilitadores interculturales, tienen profundos conocimientos de medicina ancestral, son reconocidos en sus comunidades y cumplen una función vital en la implementación del Modelo de Salud Integral, debido que tienen la capacidad de situar la relación salud-enfermedad considerando a la persona, familia y comunidad.

También cumplen un rol fundamental en la educación de los equipos de salud, fortaleciendo el cuidado de la vida al incorporar las determinantes sociales e inequidades en salud. Todo esto ayuda a mejorar la estrategia de atención primaria de salud, debido a que parte de sus acciones corresponden a procesos de promoción y prevención, enfatizando en la pertinencia territorial.

En la operacionalización de las políticas públicas, las prácticas y conocimientos de los facilitadores interculturales se desarrollan en el contexto institucional de salud, esto implica una serie de interfaces que no necesariamente logra dimensionar el rol comunitario y cultural del sistema médico tradicional. Esto implica desafíos interculturales que están tensionados por prácticas de racismo, dinámicas culturales propias del campo sanitario institucional y del orden político-administrativo de nuestro funcionamiento institucional.

En este sentido, la salud intercultural no ha logrado consolidar su implementación institucional, pese a una serie de convenios internacionales y a las garantías señaladas en detalle en la ley 20.584.

Entre las debilidades se pueden mencionar la falta de formación intercultural en profesionales de salud; la consolidación de un modelo médico hegemónico que subalterna otros sistemas médicos; cambios en la administración de entidades públicas que pueden afectar la salud intercultural, y la generalización de las acciones de salud sin las debidas distinciones territoriales y culturales.

El cuidado es patrimonio de sus comunidades, en equilibrio con la vida humana y no humana (Itrofill Mongen). La salud intercultural debe ser fortalecida para el buen vivir.

Por Claudio Merino Jara

Investigador del Ceder de la ULagos

(*Publicada el 6 de noviembre en el Diario Austral de Osorno)

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(Foto: Municipalidad de Puyehue)