El 18 de septiembre murió Ruth Bader Ginsburg, 107ª magistrada de la Corte Suprema de los Estados Unidos – dejando al país convulsionado con homenajes y preocupaciones sobre su eventual reemplazo. A lo largo de su trayectoria profesional – como académica, abogada y jueza – Ginsburg abordó discriminaciones en múltiples aspectos de la ley: desde una que negaba rebajas tributarias a hombres que asumen tareas de cuidado, una cláusula que establecía que solamente hombres podrían ingresar a una institución militar, brechas salariales de género y la protección del derecho a voto a minorías raciales. Criticada por su moderación desde el movimiento feminista, Ginsburg apuntaba a un marco regulatorio que no fuese influenciado por la coyuntura política del día sino “por el clima de la época”.
En su tercera edad, apodada como la “Celebre RBG”, Ginsburg se convierte en un ícono para jóvenes; quienes cariñosamente replican su imagen, valorando su agudo sentido del humor y diminuto tamaño que contrastaba con la magnitud de su obra legal.
Además de lamentar su partida, en este momento potencialmente determinante para el futuro de Chile, podemos también extrapolar algunas enseñanzas. El 25 de octubre votaremos en un plebiscito donde en caso de ganar la opción apruebo, se abre la posibilidad de una nueva constitución; y si esta es redactada por una convención constitucional, se garantiza que este sea un órgano paritario – es decir, compuesto de manera equilibrada por mujeres y hombres representativos de todo el arco ideológico. Si bien en nuestro momento fundacional (1810) el sufragio y acceso a cargos públicos era impensable para mujeres, al 2020 en la región son un tercio de las seremis, un cuarto de las gobernadoras, tres alcaldesas y dos diputadas.
Sin embargo, de las constituciones que hemos tenido – nueve entre 1810 y 1833, y la de 1925 son textos escritos exclusivamente por hombres; hombres que debemos asumir tenían las mejores intenciones; y la constitución vigente (1980) redactada predominantemente por hombres y sin participación ciudadana.
De esta forma, estamos frente a la oportunidad única de crear un marco normativo acorde al “clima de la época” – que refleje una nación de mujeres y hombres.
“Las mujeres pertenecen a todos los lugares donde se toman decisiones” RBG
Dra. Jael Goldsmith