Inicio >Sede Santiago Presentan canasta saludable y sustentable que supera en costo a la oficial y cuestiona los umbrales actuales de pobreza
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  • El académico de la Universidad de Chile, Daniel Egaña, llamó a repensar la línea de pobreza y las políticas públicas en alimentación, en la sexta sesión del Grupo de Estudios Sociales sobre Alimentación (GESA).

 

En la sexta sesión del Grupo de Estudios Sociales sobre Alimentación (GESA), el antropólogo Daniel Egaña Rojas, académico de la Universidad de Chile e integrante del Grupo Transdisciplinario para la Obesidad de Poblaciones (GTOP), presentó la ponencia “¿Cuánto cuesta comer sano en Chile?”, donde dio a conocer los resultados de un estudio que propone una Canasta Básica de Alimentos Saludable y Sustentable (CBASS).

El ejercicio, realizado junto a un equipo multidisciplinario, busca estimar el costo real de acceder a una alimentación saludable en Chile, en contraste con la actual Canasta Básica de Alimentos (CBA) utilizada para definir la línea de pobreza.

“La línea de pobreza en Chile no garantiza que quienes estén sobre ese umbral tengan acceso a una vida sana y plena. Es una línea inadecuada”, sostuvo Egaña durante su exposición en modalidad híbrida, realizada en el Depto. de Atención Primaria y Salud Familiar de la Facultad de Medicina, Campus Sur de la Universidad de Chile.

Una canasta desde cero

El estudio toma como referencia las recomendaciones de la Comisión EAT-Lancet, organismo internacional que promueve dietas saludables y sostenibles para la población mundial. A diferencia de la CBA oficial, la CBASS está compuesta por 66 alimentos reales y mínimamente procesados, seleccionados por su valor nutricional, bajo impacto ambiental y consumo habitual por parte del primer quintil de ingresos.

“Esta canasta no incluye jamones ni salchichas. Tampoco bebidas azucaradas ni productos ultraprocesados. Son alimentos de verdad, NOVA 1 y 2, como frutas, verduras frescas y legumbres”, explicó Egaña.

El ejercicio requirió construir una serie de precios continua entre 2010 y 2023, utilizando datos del Índice de Precios al Consumidor (IPC) y cruzando información de las encuestas de presupuestos familiares (EPF). Para estimar los valores más bajos disponibles, se trabajó con los precios mínimos observados que utiliza el Ministerio de Desarrollo Social en sus cálculos oficiales.

¿Cuánto cuesta comer sano?

El resultado es contundente: en promedio, la CBASS es 13,9% más costosa que la canasta oficial, con un valor diario de US$2,43 frente a los US$2,13 de la CBA. La diferencia se amplía en ciertos meses del año debido a la estacionalidad de frutas y verduras.

Además, el análisis muestra que el primer quintil de ingresos en Chile ya gasta más en alimentación que lo que cuesta esta canasta saludable, pero ese gasto no se traduce en una dieta equilibrada.

“Esto revela algo grave: las personas más pobres están gastando más que lo que vale una dieta saludable, pero ese dinero no se está transformando en buena alimentación. Están atrapadas en un sistema que promueve alimentos insanos”, advirtió Egaña.

Una línea de pobreza que no protege la salud

El estudio refuerza una crítica estructural al sistema de medición de la pobreza en Chile: si la canasta oficial es nutricionalmente insuficiente, el umbral de pobreza asociado también lo es.

“Decir que una persona no es pobre solo porque está sobre una línea monetaria que no garantiza salud ni sostenibilidad es políticamente engañoso”, afirmó el investigador.

Este punto ha sido recogido por la nueva Comisión Asesora Presidencial para la actualización de la Medición de la Pobreza en Chile, que ya ha sugerido que una redefinición más exigente de la canasta llevaría a reconocer más personas como pobres, abriendo así un debate clave sobre la política social en el país.

Egaña propone que el Estado chileno implemente políticas públicas que reduzcan la brecha de costos entre una alimentación saludable y una alimentación pobre en nutrientes. Entre las medidas posibles se mencionan: promoción del consumo de alimentos locales y de temporadasubsidios para alimentos frescos y ecológicos; y apoyo a la agricultura sustentable y de pequeña escala.

Más allá de los alimentos: la canasta no es una canasta

Uno de los puntos más reflexivos de la presentación fue la crítica al concepto mismo de “canasta básica”. Egaña subrayó que estos cálculos omiten dimensiones esenciales de la vida cotidiana, como el tiempo de compra y cocina, las competencias culinarias, el acceso a equipamiento básico como cocinas o refrigeradores, y las materialidades domésticas que condicionan las prácticas alimentarias.

“Se asume un sujeto perfectamente racional que sabe cocinar, busca siempre el mejor precio, tiene tiempo, olla a presión, refrigerador (…) Es una ficción. Incluso nosotros, que trabajamos en alimentación, no cumplimos con ese ideal”, reflexionó.

Inspirándose en la teoría de las prácticas sociales de Elizabeth Shove, el antropólogo llamó a repensar la alimentación no solo como un problema de acceso económico, sino como una experiencia situada, atravesada por hábitos, contextos y capacidades dispares.

Conclusiones clave

Por último, el investigador presentó las principales conclusiones del estudio: la línea de pobreza actual es inadecuada: No asegura acceso a una vida saludable ni sustentable; la canasta saludable es factible, pero más cara: El Estado debe intervenir para reducir esa brecha; el concepto de “canasta” es insuficiente: Hay factores no monetarios que influyen decisivamente en la alimentación de los hogares más pobres; y la medición de pobreza debe incorporar criterios de salud y sostenibilidad, no solo calóricos o monetarios.

Cabe señalar que Daniel Egaña Rojas es antropólogo social y doctor en Ciencias Antropológicas, académico del Depto. de Atención Primaria y Salud Familiar de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile. Es integrante del GTOP, de la Cátedra de Agricultura Campesina y Alimentación, y del Grupo de Estudios Sociales sobre Alimentación (GESA).

La presentación se puede revisar aquí.