Los y las expositores/as del Coloquio “Efectos de la pandemia en la vida de los habitantes de Puerto Montt” destacaron la generación de nuevas redes solidarias entre la ciudadanía.
Según cifras del INE, el 20,5% de las personas que estaban ocupadas, ya no tienen empleo en la Región de Los Lagos, a causa de la crisis generada por el Covid-19. Es decir, una de cada cinco personas ya no tiene empleo, principalmente en las áreas de comercio, restaurantes, turismo, servicios y empleos informales. Otro grupo sufre la reducción de sus ingresos: un 46% de personas no ha perdido su trabajo, pero sufre las consecuencias derivadas de los problemas de empleo en las ciudades de tamaño intermedio como Puerto Montt, de acuerdo con la encuesta Termómetro Social. Entre los afectados en la ciudad, se encuentran taxis colectivos y micros.
Estas cifras fueron analizadas en el Coloquio “Efectos de la pandemia en la vida de los habitantes de Puerto Montt”, impulsado por el Centro de Estudios del Desarrollo Regional y Políticas Públicas (CEDER), en el marco del ciclo de conversatorios entre representantes de la academia, sociedad civil y sector público.
En el coloquio apoyado por la unidad de Vinculación con el Medio del Campus Puerto Montt, participaron como expositores/as Oscar MacClure, sociólogo de la Universidad de Los Lagos; Emmanuelle Barozet, socióloga de la Universidad de Chile y del COES; Hernán Navarro, presidente de la Unión Comunal de Juntas de Vecinos Urbanas y Rurales de Puerto Montt; Pamela Espinoza, presidenta regional de la Asociación Nacional de Empleados Fiscales (ANEF) Región de Los Lagos y Marcel Théza, director de la ULagos sede Santiago, en su rol de moderador.
A partir de los resultados obtenidos en su proyecto Fondecyt “La posición de uno mismo en la sociedad: lo justo y lo injusto en el espejo social”, el investigador Oscar MacClure explicó que el estallido social de octubre del 2019 sigue siendo visible en el centro de Puerto Montt, pero el Covid-19 tiene un efecto más fuerte, pero más desconocido por estar intramuros. “Lo más potente es la sensación de miedo frente a la subsistencia, el hambre aparece como una amenaza. Para un trabajador el temor más fuerte es lo que ocurre con la familia si se enferma a causa del Covid. El miedo es más intenso entre los adultos mayores, que están más expuestos al contagio, tienen mayor riesgo, cuentan con ingresos apenas suficientes para la subsistencia. Se suma el problema del aislamiento, porque normalmente son personas solas que sienten que nadie los puede ayudar. Este es un miedo y una incertidumbre que viven día a día”, indicó MacClure.
A partir de un trabajo en terreno realizado en diciembre del 2019 y en mayo del 2020, en sectores altos, medios y bajos, por el investigador Oscar MacClure y la investigadora Emmanuelle Barozet, Puerto Mont fue capaz de generar más redes solidarias de ayuda – por ejemplo el trueque – entre familiares y vecinos. “A diferencia de lo que vimos en Santiago, en Puerto Montt no está la sensación de que hay un grupo inmune a la crisis porque tiene dinero acumulado y que incluso, se beneficia con la crisis”, señaló Emmanuelle Barozet. En Puerto Montt “la gente dice con esperanza que después de la pandemia volverá a las calles, pero por ahora incluso salir de la casa es un dilema”, detalló Barozet.
La investigadora agregó que a partir de los datos recogidos, se visibiliza que la crisis afecta más a las mujeres. “En Santiago y Puerto Montt se percibe un repliegue de las mujeres al espacio del hogar. Se suma el hecho de que en Chile, el 50% por ciento de las mujeres no está en el mercado laboral y entre las que podrían trabajar, surge el problema de quién cuida a los niños, porque no están las abuelas, porque hay que protegerlas y así, percibimos un descalabro más fuerte, entre las mujeres. Entonces, los grupos más afectados son adultos mayores, jóvenes que no pueden seguir estudiando y tampoco trabajar y el tercer grupo más golpeado, lo constituyen las mujeres con hijos chicos que no pueden trabajar. La preocupación entre las mujeres no sólo es económica, porque está la carga mental de solventar todas las problemáticas de la vida del hogar”, sintetizó.
Expositores y expositoras invitados al coloquio coincidieron en que a partir de la crisis derivada del estallido social y la pandemia, se ha visibilizado la generación de redes, que apuntan a la conformación de nuevos paradigmas entre la ciudadanía. “Aunque hay focos de delincuencia en Puerto Montt, consumo de drogas y robo de balones de gas en las poblaciones, surge una identidad compartida, basada en el hecho de que el Covid-19 nos afecta a todos por igual. Esto lleva al ejercicio de una solidaridad práctica, que surge desde abajo, desde las personas, que fortalece el cuidado de otros y la idea de estar todos en lo mismo”, comentó MacClure.
Pamela Espinoza, presidenta regional de la ANEF Los Lagos, enfatizó que en contraste con la sensación de abandono que perciben trabajadores y trabajadoras respecto de las políticas públicas, también surgen nuevos paradigmas. “En los anuncios de protección a la clase media, creemos que lo que se esconde es el endeudamiento de la clase media. La protección de derechos se transforma en endeudamiento, más que en una garantía de derechos. No obstante, a partir de lo que sucede con la pandemia – sumado a lo que ha ocurrido desde el 18 de octubre a la fecha – este tiempo ha sido como una preparación para enfrentar el proceso de una nueva Constitución, que ponga en el centro a las personas, a los trabajadores y trabajadoras. Creo que se dará un escenario distinto de diseño de políticas públicas que sean más amigables, más oyentes de las necesidades de la ciudadanía, pero también para las organizaciones sociales y sindicales, con procesos participativos más reales, así me lo imagino”, señaló la dirigenta de la ANEF.
Pamela Espinoza apuntó a los efectos que acarrean las carencias visibilizadas por la pandemia y el estallido social. “Lo que ha pasado nos pavimenta el camino, para sentir que efectivamente hay una necesidad de fortalecer una real ciudadanía por parte de nosotros. De saber hacia dónde apuntar, a partir de las carencias que hoy se evidencian. Yo creo que toda esa revelación se da a partir de ahora, como individuos que estamos constantemente enfrentados a situaciones de abuso y que vemos que por ahí está el camino para seguir avanzando”, enfatizó Pamela Espinoza.
Hernán Navarro, presidente de la Unión Comunal de Juntas de Vecinos Urbanas y Rurales de Puerto Montt, enfatizó que la primera tarea como dirigentes vecinales ha sido entender lo que está pasando. “Captamos dos momentos, el primero fue de contención y aplicación de medidas sanitarias. Allí constatamos una gran cantidad de enfermos crónicos y adultos mayores. También percibimos un problema de seguridad pública; robos entre vecinos, que genera inquietud y la sensación de abandono de parte del Estado, eso fue entre marzo y mayo. En un segundo momento, en junio, se palpó más cesantía y pobreza y comenzamos a comprender mejor la realidad. Surgió una actitud solidaria, expresada de distintas maneras, en ollas comunes, recolección de alimentos para adultos mayores y ése fue un momento más significativo, que señala el punto de acción para las juntas de vecinos, marcadas por un trabajo más solidario y no asistencial como ha sido hasta ahora”, comentó el dirigente.
El presidente de la junta vecinal destacó que el empoderamiento ciudadano en el caso de los vecinos será lento. “Dependerá de cómo se trabaje el tercer momento de la pandemia, relacionado con la necesidad de generar redes, aliados, una organización solidaria, una actitud distinta entre los vecinos. Las cajas de alimentos nos mantienen en el individualismo porque nos llegan a la casa y se generan conflictos entre vecinos. En cambio, la ayuda entre vecinos nos hace salir de lo individual para ver y atender la necesidad del vecino que perdió el trabajo, eso fortalece nuestra solidaridad”, destacó Navarro. “Más allá de la entrega de cajas de alimentos, hay necesidad de contar con los medios de subsistencia, es decir, con empleo”, señaló.