Política Nacional Costera
Opinion

Durante los últimos meses, el Estado chileno ha estado inmerso en un proceso de revisión y actualización de la Política Nacional de Uso del Borde Costero, promulgada en el año 1994.

En estas tres décadas, esta política ha propiciado el desarrollo de ciertas áreas del territorio costero, mientras que otras han quedado rezagadas, especialmente en lo que respecta al ordenamiento y la gestión de las áreas costeras para el uso sustentable de los recursos naturales y culturales, en armonía con las actividades productivas que se desarrollan en este espacio.

La nueva Política Nacional Costera debe hacer frente a estos desafíos y procurar el bienestar de las comunidades que habitan en estos lugares.

Para lograrlo, se han identificado cuatro aspectos fundamentales: la adopción del concepto de zona costera en lugar del de borde costero, el enfoque ecosistémico, la promoción del interés general de su uso a través de una gestión integrada de las costas, y el fortalecimiento de la coordinación entre los organismos estatales competentes en este territorio.

La novedad en la actualización de esta política radica en la implementación de la Evaluación Ambiental Estratégica (EAE) como instrumento de gestión ambiental. La EAE incluye procesos participativos y la creación de un Consejo Académico Consultivo (CAC) que opera en cuatro macrozonas del país: Norte, Centro, Sur y Sur Austral. La Región de Los Lagos forma parte de esta última macrozona, junto con las regiones de Aysén y Magallanes.

En lo que respecta al CAC, está conformado por académicos de universidades y centros de estudio representativos del país, y su función es abordar las preguntas fundamentales de la nueva política costera. Sin embargo, como integrante de este consejo, también debemos ser garantes de las particularidades, problemáticas y desafíos propios de la zona costera a la que representamos.

Se espera que las contribuciones de este consejo se reflejen en la nueva Política Nacional Costera y que sirvan como directrices claras para una zona frágil, de extensión variable y dinámica, que requiere medidas de resguardo y recuperación ambiental.

Por Alejandro Retamal, investigador del CEDER ULagos.

* Publicada el 9 de mayo de 2024 en el Diario Austral de Osorno

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